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Calle guisante, calle de verde esperanza

Deambulando por la huerta de Biozaki, en medio de brasicaceas (coles) y compuestas (lechugas, escarolas, cogollos…) y quenopodiáceas (acelga, remolacha…) nos encontramos la primera planta leguminosa del año, el guisante variedad rondo con sus hojas cuyos dobleces recuerdan a mariposas reposando en un filo hilo de peciolo que las suspenden como si estuvieran levitando. Esta variedad de enrame medio (70 cm.) vigorosa y productiva es una oda a la esperanza porque sus hojas conectan el frío invierno con el chispa de la vida de la primavera a través de un verde intenso y fresco es muy popular a nivel comercial para comercializar en fresco sin congelación. Se trata de una planta autógama obligada con flores de color blanco, es decir que se autopoliniza y autofecunda pero de vez en cuando surge la magia de algún gen recesivo que genera flores de otro color, como en este caso el morado, un festival de color.

Esta planta produce vainas de 10-12 cm de longitud con 8-10 granos por vaina de calibre grueso y color verde oscuro. Su semilla rugosa y suele madurar a los 75 días dependiendo de la temperatura media acumulada. Ciclo de maduración alrededor de 75 días. En la huerta ya se atisban las primera vainas que necesitarán completar su grosor. En agricultura es común utilizar la expresión «tamaño guisante» para indicar un estado fenológico de estado de fructificación temprana en viticultura, por ejemplo. Uno de los platos más sabrosos es el risotto italiano con guisantes. Puro goce que cautivará todos los sentidos.