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LA IMPORTANCIA DEL CONTROL BIOLOGICO EN TOMATE

Esta semana hemos aplicado por primera vez una medida de control biológico en tomate de invernadero cada vez más frecuente en agricultura ecológica, para prevenir la merma que se suele producir a partir del mes de agosto con los daños ocasionados por la Tuta absoluta, también conocida como polilla perforadora, un lepidóptero muy reproductivo y muy conocido en esta región desde hace más de una década y que realiza sus puestas en el envés de las hojas. Tras eclosionar, las larvas pasan por cuatro estadios larvarios llegando al final del último con una longitud de 7,5 mm y es de color verdoso con manchas rosadas, para después pupar en el suelo, sobre la superficie de las hojas o incluso dentro de las galerías, en función de las condiciones ambientales. Inmediatamente después de nacer las larvas penetran en los frutos, en las hojas o en los tallos de los que se alimentan, creando perforaciones y galerías. Los frutos pueden ser atacados desde su formación, pudiendo dar lugar a que se pudran posteriormente por la acción de patógenos secundarios, lo que permite una rápida observación de los síntomas. Por ese motivo hemos aportado de forma área con su alimento en formato polvo tanto a las plantas de tomate de semillero como a las que se han trasplantado recientemente, un hemíptero con forma de chinche llamado Nesibug que eclosionará en el trasplante colonizando la planta y defendiéndola de las larvas de la tuta absoluta como de la mosca blanca.